Capítulo 2: Muerte en el páramo.
Investigando por el páramo, en busca de la ciudad de sus recuerdos, Arkilandia, el niño se encontró con una caravana de viajeros y comerciantes que se ofrecieron a venderle objetos y a librar algunos combates Pokémon. El pequeño sabía que aunque parecían humanos eran en realidad máquinas como él. Le ofrecieron a pasarla noche y no pudo negarse, pues estaba agotado de tanto caminar. Despertó en plana noche y las voces de las maquinas le sorprendieron.
- ¿Qué hacemos?
- ¿Papa esta dormido?
- No, hijo, no esta dormido...
- No podemos dejarlo aquí... Tenemos que llevarlo al Santuario.
El niño vio como la mujer, un niño y su abuelo transportaban el cuerpo sin vida del dirigente d ella caravana... Les siguió con cautela hasta un santuario cercano donde se amontonaban muchos cuerpos de maquinas fallecidas.
- ¿Por qué pasa esto? - pregunto el niño-máquina.
- No nos dijo nada, él sabía que no le quedaban sueños y se lo guardo para si... Prefirió morir en soledad para no hacer daño a su familia.
Abandonaron el lugar, ni se acordaban de nuestro protagonista. El niño del viento entró en el santuario y vio los cuerpos sin vida de las maquinas, cuya última expresión parecía congelada en el tiempo. Una maquina reaccionó ante él, tal como había pasado en el tren y una luz le envolvió... ¡Acaba de recuperar un recuerdo!
Esa noche las estrellas fugaces llenaban el cielo y era el momento de pedir un deseo.
- Quiero encontrar a mi mama.
Susurró un niño en silencio. Al día siguiente su deseo se cumplió cuando reunió el valor de salir en su busca, a ver mundo. Se coló de polizón en un barco y emprendió la marcha hacía el continente.
Nota: Para recordar como llegar a Arkilandia el niño debe recuperar sus recuerdos esparcidos por los cinco santuarios en el Gran Páramo. Tenemos uno, ¡quedan cuatro!
Capítulo 3: Recuerdos.
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